Uno de los elementos iniciales en nuestra capacitación docente para el nuevo Plan Diamante, consistió en un autodiagnóstico para conocer cómo nos percibíamos a nosotros mismos con relación a las dimensiones necesarias para promover un aprendizaje activo, las cuales son definidas como sigue.
El docente es un experto en el área disciplinar y mantiene un espíritu inquisitivo que lo impulsa a aprender, a generar conocimiento y a compartirlo, tanto con sus estudiantes, como con su campo disciplinar.
El docente es competente en el ámbito de la pedagogía, por lo que promueve un aprendizaje activo por parte de sus estudiantes.
El docente establece una relación personal con los estudiantes, apoyándolos en su proceso educativo de desarrollo personal y pudiendo llegar a cultivar una relación de maestro-discípulo que inspire de por vida.
El docente desarrolla una filosofía bíblica de su disciplina, habilidades de trabajo colaborativo, y de uso de tecnologías que le permiten potenciar su desempeño como profesor, investigador, tutor y mentor.
A continuación presento los resultados de este perfil de autodiagnóstico.